A fairytale of no malice and no lies.

La persona más pura que conozco ha vivido más de diez años con una enfermedad que puede comérselo completo cuando lo desee. Nunca antes he visto a un individuo disfrutar su vida de una manera tan jubilosa y alegre, tiene la capacidad de hacerte reír solamente mencionando el nombre de su recién fallecida perrita y aún así, pareciera que su enfermedad vive a mi lado recordándome que todo lo bueno termina y que algunos no merecemos lo que sea que esta vida nos brinda.

Todo se está hundiendo a una velocidad extraordinaria y no hago nada para detenerlo. Y sí, me culpo. Nunca pedí sentirlo todo de una manera tan exagerada. Porque duele saber que nadie ve el polvo después de la corrida, los callos que deja, lo dificil que es lijar todas las asperezas y tratar de hacerlo parecer lo más liso posible, todo en el mismo lugar, de la misma manera. La irrigación de la sangre nunca vuelve a ser la misma ya que pierde su vigor y opera por inercia, un letargo inigualable, inexplicable para aquellos sin un par de ojos extra.